Son del colegio «Juan Manuel de Rosas» del barrio 1º de Mayo, de la ciudad de San Luis. Con la disciplina, las docentes buscan disminuir la ansiedad y aumentar la concentración.
Todos los días y antes de comenzar con las actividades escolares, un grupo de niños de entre 9 y 13 años practica 10 minutos de yoga. Son de 4º, 5º y 6º año de la escuela Nº 423 «Brigadier Don Juan Manuel de Rosas», ubicada en el barrio 1º de Mayo. La iniciativa surgió de dos docentes de la institución. Buscan a través de la disciplina que los chicos disminuyan la ansiedad y aumenten la concentración.
“Los chicos de hoy en día utilizan la agresión para resolver sus conflictos. Constantemente vemos en la tele noticias sobre episodios de violencia en las escuelas, todos protagonizados por menores. Para evitar ese tipo de situaciones en nuestra institución, con mi compañera pedagógica la docente Mirta Moreira comenzamos a pensar en alternativas para que dentro de la escuela se sientan más contenidos y tranquilos. De ahí surgió el proyecto huerta-meditación”, explicó la docente Eliana Fazio.
El momento de relax comienza a las 8, cuando los chicos ingresan al aula luego de izar la Bandera. La metodología varía, a veces las docentes les ponen música y otras les narran un cuento. “Les enseñamos a los alumnos a tener pleno conocimiento de su cuerpo, las diferentes posturas, cómo hacerlas y para qué sirven, y sobre todo hacemos mucho hincapié en las distintas técnicas de respiración. Lo bueno es que los chicos no presentaron ningún tipo de resistencia. Al principio les parecía algo novedoso y ahora les resulta natural. No pueden empezar las clases si no hacen yoga”, comentó Fazio.
Según la docente, el cambio en la conducta de los niños fue radical. Desde que comenzaron las prácticas a finales de marzo, las maestras los notan más concentrados, menos ansiosos y más abiertos al diálogo. Para que el cambio de actitud también llegue a los hogares, la escuela organizó una jornada familiar para practicar yoga en familia. “Con nosotros sólo pasan seis horas, el resto la pasan con sus padres. Es importante que el niño encuentre su equilibrio en cualquier parte”, afirmó y agregó que para realizar el proyecto analizaron con su compañera la disciplina y estudios realizados en escuelas del país y el mundo.
Con la segunda parte del proyecto huerta-meditación, las docentes enseñarán a los niños a cultivar hierbas aromáticas y medicinales. También les darán cursos para construir maceteros reciclados. Para ello contarán con ayuda del INTA.
“La idea es que tengan un rincón en su casa para trabajar en familia. Nosotros les enseñamos sobre las distintas plantas y sus recursos y ellos las siembran y cuidan en sus hogares”.
El Libro de Nunca Acabar 